El destrato

El destrato

La batalla por la igualdad ha entrado en la cama y ese es terreno resbaladizo, quizá más que otros. No porque usemos lubricantes o porque las espaldas sean suaves y queramos llenarlas de saliva o de aceite, o porque queramos mojarnos tanto que nuestro cuerpo resbale cuando está con otro(s). No por eso, sino porque queremos cambiar normas no escritas, hacer política de la intimidad.
«La amenaza que nos acecha a todas las feministas es que nos vamos a quedar solas. La disyuntiva entre ser amadas y defender los derechos es muy cruel, porque ser amada es una cosa de supervivencia. Nosotras necesitamos que nos quieran…

Esperando la tormenta en mi bella Buenos Aires (y con el mate de los campeones del mundo ) sigo leyendo Feminismo vibrante, el exquisito libro de Ana Requena Aguilar que me regaló en el último viaje a España.
Ustedes saben que hace años ya que el tema de la soledad o la amenaza de la soledad atraviesa las conversaciones de Revolución de las Viejas.
Y no, no es la sexualidad la cuestión, porque es muchísimo más sencillo tener un orgasmo sin compañía que una compañía sin orgasmo. Y ahí hay algo de la destrucción de la red, de la comunidad.
El capitalismo creció sobre la idea de la familia nuclear, de la propiedad privada. Y allí nos encerró. Un día llegó el feminismo y rompió esa estructura. Pero las hijas del patriarcado somos madres construyendo un nuevo tipo de filiación, de familia, de encuentros, que aún no existen.
Y por eso, tantas veces, nos sentimos a la intemperie. Y solas.
Y por eso el marchar juntas, ser hermanas, ser totalidad, es tan importante.
Gracias Ana por tu hermoso manifiesto!



X